Todos tenemos miedo de aceptar nuestros errores y pedir perdón, pero revelar esos secretos que te avergüenzan, y decirlo a la persona con la que piensas pasar el resto de tu vida, es demasiado difícil, pero no imposible.
Aprendiste a decirme la verdad porque yo siempre lo reclamaba. Yo nunca te mentí, pero ocultar la verdad también es mentir... ¿Cómo iba a aceptar que mi perfección no es nada perfecta? Tenía miedo que me juzgaras de la misma forma que muchos lo han hecho, pero no fue así...
Me diste palabras de calma, me tranquilizaste para que pueda dormir bien, me dijiste: "tranquila niña, tu también tienes tus cosas y te entiendo" y en ese momento comprendí lo increíble que eres, lo afortunada que soy al tenerte en mi vida.
Faltan secretos por revelarte, secretos tontos,
pero hay uno que yo sé que te va a doler...
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